Qué puedo decir...
El amor, con unos cuantos meses de retraso en su llegada, pero aún lo espero. siento su olor, late, no muy fuerte pero late, eso es importante. A veces se asoma por las noches, aunque de una forma casi mágica se despide en las mañanas sin despertarme, y cuando abro los ojos es demasiado tarde y ya se fue. Pero me deja una sonrisa. Luego se me esconde, y a veces de lejos lo veo pasar, le hago señas, quiero que sepa que aquí estoy yo, esperando para ser tocada y bendecida, premiando mi paciencia, mi tranquilidad. Digamos que no ha llegado para quedarse.
Qué puedo decir...
El trabajo, por el contrario, llega todos los días con una vaina nueva, y lo despacho y lo despacho, pero no se va. Es como una estrella, o un circulo, o el horizonte, nunca sabes donde termina. No se va, así mismo. Está tatuado en mí, en mi cerebro (que además creo que es su cómplice) y juntos me hacen adicta de alguna encima, u hormona, o sustancia adictiva. Creo que piensa quedarse, pero si es así la que se va soy yo.
No hay más nada que decir.
1 comentario:
el amor y el trabajo...
amor ausente,
trabajo demasiado presente
Publicar un comentario