martes, 15 de noviembre de 2011

AQUELLO QUE LE DA NOMBRE


En una mañana soleada después de un trago amargo como de vodka puro me senté en el bar de la esquina, a tomar una ponchera de café marrón y a leerlo.

Hacía mucho que no lo abría. Hacía mucho que no tomaba una cucharada de la medicina de alguien que mide con subjetividad.
Leí, y reí sola por un rato. Luego comí la galleta equivocada y me dieron ganas de llorar; y seguí leyendo. Entre líneas. Entre él y yo.
Estaba ahí, como gritando con letras -como si las letras gritaran- que ya era hora de tomárselo en serio. Capitán Nirvana; Opium Streep Tease y anaconda, no bastaron para contener el desborde que invadió mis ganas de llamarlo La Sucia Mañana del Lunes.
Recuerdo ese día. Era martes.


No hay comentarios: